Las Cuevas del Drach: Descubre sus secretos

Las famosas cuevas del Drach se hallan en el municipio de Manacor, cerca de la localidad de Porto Cristo. Son 4 grandes cuevas conectadas entre sí que se extienden hasta una profundidad de 25 m, alcanzando 2,4 km de longitud. Bien por sus extraordinarias formaciones rocosas, bien por sus lagos de aguas turquesa, son consideradas un auténtico paraíso subterráneo. De hecho, es uno de los lugares más visitados de Mallorca.

Si quieres conocer más detalles acerca de esta joya natural, en este post te invitamos a descubrir todos sus encantos, geología, historia y leyendas. ¿Entramos?

Historia, literatura y leyenda de las Cuevas del Drach.

Drach viene de ‘dragón’, protagonista de una de las historias más mágicas de las Islas Baleares. Cuenta la leyenda que en un recóndito lugar de las Cuevas del Drach todavía se esconde un valioso tesoro. En tiempos muy lejanos, piratas y bucaneros exploraron sus oscuras galerías en busca de tan preciado botín. Pero el dragón que lo custodiaba aparecía enfurecido ante aquellos valientes que pretendían saquearlo.

Muros y fragmentos de cerámica han dejado constancia de que las cuevas fueron habitadas desde la prehistoria, aunque la primera noticia escrita de éstas data del año 1.338. Se trata de un mensaje de Rubenach, gobernador de la isla por aquel entonces, y se refirió a las cuevas con el nombre de “Cova Vella” (cueva vieja). El nombre de "Drach" no apareció hasta 1.632 en un libro titulado "Historia del Reino de Mallorca", del cronista Dameto. Las cuevas fueron exploradas por primera vez en el S.XIX, cuando el cartógrafo y espeleólogo M.F.Will dibujó el primer mapa de la cueva. En 1.896 E.A. Martel descubrió nuevas cavidades y un enorme lago subterráneo.

También el célebre escritor Julio Verne, conocido por su novela “Viaje al centro de la tierra”, se adentró en sus grutas. Las describió como las cuevas más bonitas del mundo. Probablemente, quedó hipnotizado con sus estalactitas y estalagmitas, un espectáculo de colores y formas que transporta a sus visitantes a un mundo de fantasía. Por una parte, sus tonalidades van variando debido a los minerales que arrastra el agua. Por otra, cuando se fusionan, dan lugar a formas muy peculiares. Todo ello, junto con sus lagos de aguas turquesa, conforma un paraíso subterráneo que conquistó al aventurero escritor. De hecho, las Cuevas del Drach sirvieron de inspiración en su novela “Los Viajes de Clobis Dardentor”.

Cuevas y lagos de las cuevas del Drach

A 25 metros de profundidad, entre pasadizos y escaleras, encontramos las cuatro cavernas que conforman las Cuevas del Drach: Cueva Negra, Cueva Blanca, Cueva de Luis Salvador y Cueva de los Franceses. Además, albergan seis estanques. Sus aguas toman diferentes tonalidades en función del nivel de profundidad, lo que, sumado a sus particulares y extrañas siluetas rocosas, conforma un paisaje mágico.

El lago más extenso es el lago Martel (115 metros de largo y 30 de ancho), cuyo nombre rinde homenaje al espeleólogo que lo descubrió: E.A. Martel. Es uno de los lagos más grandes del mundo y allí habita un pequeño crustáceo ciego y transparente que no se ha encontrado en ningún otro lugar de la Tierra. En efecto, las condiciones climáticas de este lugar son únicas.

El interior de las Cuevas del Drach tiene un microclima especial. En el interior de la gruta la temperatura se mantiene constante todo el año, con una temperatura media de 18-20 grados.Y el agua es parcialmente salada, puesto que las cuevas se conectan con el mar. De hecho, el nivel de estas aguas varía en función de las condiciones marítimas y, por lo tanto, de la Luna.

Espectáculos inolvidables en un enclave único

Entre 1922 y 1935 las Cuevas del Drach fueron acondicionadas para su visita. Se trazaron caminos y escaleras y se abrió un nuevo acceso de entrada. Es digna de mención la iluminación eléctrica diseñada en 1935 por el ingeniero catalán C. Buigas, quien concibió las impresionantes fuentes de Monjuïc de Barcelona. El artista crea un juego de luces que, en combinación con los colores de las aguas y rocas, confiere una atmósfera onírica al lugar.

Con un recorrido de unos 1.200 metros, la visita dura alrededor de una hora. Incluye un paseo en barca a través del lago Martel, donde hay un auditorio en el que se celebran conciertos de música, de modo que los visitantes pueden admirar su belleza acompañados por un cuarteto compuestos por dos violinistas, un violonchelista y un armonista. Gracias a la acústica y a los efectos lumínicos del lugar, el espectáculo nos brinda una experiencia inolvidable.

Desde La Pérgola os recomendamos encarecidamente esta visita. Nos atrevemos a decir que no hay absolutamente nadie que no caiga rendido ante los encantos de las famosas Cuevas del Drach. El espectáculo de colores, formaciones rocosas extraordinarias y magia te acompañarán siempre en el recuerdo.

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